Algunas semanas después de la condena de los setecientos pyrotinos, un hombrecillo miope, cejijunto, muy barbado, salió una mañana de su casa con una cubeta de engrudo, camiseta polonia una escalera y un camiseta brasil 2022 rollo de carteles. No era su oficio el de fijador de carteles. Puso con tranquilidad algunos pasquines en las calles poco frecuentadas, pero al llegar a los barrios populosos, cada vez que se encaramaba en la escalera los transeúntes, apiñados en torno suyo, mudos de sorpresa y de indignación, le dirigían miradas amenazadoras, camiseta eeuu mundial 2022 que soportaba con la calma inherente a su valor y a su miopía.