Fumaba en boquilla de ámbar, y como hombre que sabe tratar a los amigos, equipacion italia después de los primeros saludos me invitó a tomar un «bock» en una cervecería próxima. Reparé que estaba bien trajeado, mejor calzado y enjoyado, camiseta holanda luciendo en los dedos imponentes anillos de oro falso y una piedra pálida en la corbata. Y el estruendo de la caída era seguido por el traqueteo de los bejucos, hasta que al fin giraba el bosque en el oleaje, como la balsa del espanto.