Al principio, los jugadores simplemente clavaban tiras de cuero a los zapatos para aumentar el agarre, llevando a que la FA estableciera que ningún clavo debía asomarse por fuera del calzado. Las primeras botas específicas para la práctica del fútbol emergieron en la era profesional, tomando el relevo del calzado cotidiano o botas de trabajo. Ten en cuenta que el clima no siempre es igual, en invierno los más pequeños necesitarán prendas que guarden el calor y en verano son recomendables las que facilitan la transpiración.