En 1931 el fútbol argentino pasó a ser profesional, e Independiente se adaptó sin inconvenientes a este cambio. El 11 de agosto recibieron allí al Fútbol Club Barcelona de España, campeones de su liga local, y los de Avellaneda se quedaron con la victoria por 4-1. Canavery, Seoane (dos veces) y Orsi marcaron los goles para Independiente. Era tan fuerte la amistad que los hinchas del conjunto leproso podían venir a Avellaneda como visitantes así como los hinchas del Rojo iban a Rosario sin generar ningún disturbio.